viernes, 18 de marzo de 2011

Cotidianeidad tomo 2.

Nueva cotidianeidad. Otra cotidiana realidad. En otra casa. Con otros olores y otras caras. Una cotidiana rutina que se me impone como si fuera realmente normal para mí, eso es, pienso:

-Como si ésta fuera mi cotidianeidad.

Pero no lo es. No. Esta es la vida de otros. Esta es una rutina ajena, con saludos diferentes y otros desayunos, con autos que van siempre del lado errado de las calles, con soles que no se asoman y con sombras que se extienden demasiado.

Es una rueda que otros hacen girar y a la que yo intento subirme cada día, como cuando esperaba tener la altura necesaria para ir a la Montaña Rusa del Italpark o algo. Cuando estás esperando que llegue el día y de repente llega y te subís, la Montaña Rusa finalmente carece de cualquier riesgo, no tengo arcadas ni náuseas ni nada.

Simplemente la monto, como quien monta una bicicleta, casi sin pensarlo.

La rutina se puede construir entonces nuevamente sobre esa otra, la pre-existente. Lo que pasa es que uno no se da cuenta hasta que le pasa lo que me pasó a mí.

Puedo empezar todo desde cero una vez más.

Y entonces dibujo mi día sobre una hoja previamente garabateada opr otros y termina siendo algo masomenos así:

Me despierto a la mañana con el ruido de los autos que pasan por Earlham Road, bajo mi ventana. Bajo las escaleras alfombradas envuelta en mi pijama y me sirvo un vaso de jugo de naranja y pongo un crumpet en la tostadora. Cuando salte le voy a untar english butter, después me voy a cambiar y ponerme guantes para irme a trabajar. Voy a caminar 25 minutos mientras escucho música en mis headphones y voy a pasar mi llave magnética por la puerta de la oficina. Voy a subir dos pisos por la escalera de madera hasta la production office y me voy a sentar en mi escritorio. Seguramente alguien me ofrezca un té. Yo igual traje mate. Voy a trabajar 8 horas y voy a apagar mi computadora. Voy a hacer todo el mismo recorrido pero al revés, quizá deteniéndome en Tesco para comprar comida, quizá pasando por algún pub para tomar una Pint of beer. Voy a llegar a mi casa de nuevo y voy a sentir el hueco que siento cada día. That´s it.

La extrañeza agazapada en el fondo de mí. Un monstruo que no se aleja, que no me deja, que no cesa. Un algo que me hace aún acordarme que todo es extraño, aunque no tanto, aún no propio. Pasarán los días y supongo que esta nueva cotidiana existencia inglesa terminará por volverse, como la otra, mi propia

Enemiga cotidianeidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario