lunes, 17 de octubre de 2011

Alto el fuego


Tengo miedo. Terror. No se si quiero volverte a ver. O sí, qué digo. Claro que sí.  Pero me congelo de sólo pensarlo. 

No sé cómo hacer para enamorarme de nuevo y no despellejarme por dentro como las otras veces. No me acuerdo cómo decir te quiero sin que se me estruje la garganta. No sé cómo besar los ojos sin tener los míos chorreando lágrimas.

Cómo duermo, cómo me despierto, si cada vez que te miro estás resplandeciendo y yo creo que es un sueño. Cómo sueño entonces… cómo te encuentro de nuevo si no se pronunciar tu nombre, si lo único que me acuerdo ahora son tus besos, tus ojos de cuento, tus manos suaves acariciando mi cuerpo. Pero no sé nombrarte. Ni siquiera eso.

Tengo miedo de verte y decirte te quiero sin conocerte porque yo se que esas cosas me salen a mi siempre de repente:  las palabras se desatan y salen corriendo como locas, hacen lo que quieren viste,  y yo después cómo me arrepiento, cómo. 

¿Puedo quererte acaso? ¿Puedo seguir creyendo en que el amor te pega como una trompada en la frente, aceptar los hechos, hilvanar las cuentas y decir te quiero? No se. Ya no lo creo.

Lo que tampoco creo es haber aprendido a jugar el juego este de la espera, del mensaje que nunca es certero, de que si te llamo yo o me llamás vos, o si habíamos quedado… cuando en realidad no quedamos en nada, vos me diste dos besos. That´s it. Yo qué espero entonces, eh? Por más que me lo proponga, se que a partir del miércoles, ponele, entro en cuenta regresiva y los deditos me van a estar temblando contra el teléfono. Que si se hace viernes y no diste señales de vida me trepo por las paredes y que el sábado ya doy todo por perdido…

Yo no se ser mina en casos como estos. Yo te vi y me gustaste. Yo me acuerdo de eso. Yo pasé una semana esperando para volverte a ver. Y nos vimos. Yo pasé una noche entera entre tus brazos y no pude dormir. A mí se me estalló el pecho. Yo canto todo el día ahora y hoy me fui a comprar tres bombachas de colores. Pésima señal. Esto se viene con furia…

También me agarré los dedos con la puerta de calle cuando volvía de acompañarte a que te tomés el bondi, pero no te lo dije. Tuve el teléfono en la mano el resto del día. Hoy sonreí en el trabajo y me tome 4 subtes sin tener claustrofobia. Pensé en tus ojos y el cielo me pareció menos gris. Después seguí sonriendo. Dormí con la ropa puesta para poder acelerar el sueño.

Estoy contenta. Estoy contenta pero tengo miedo. Porque la verdad es que es altamente probable que nada de esto que a mí me pasa sea cierto. Yo no te conozco. Yo ni si siquiera puedo decir tu nombre entero. Yo no sé si vos jugás o sos sincero. Ni si te gusto. Ni si te saco un poco el sueño. Yo no sé nada de nada y sin embargo creo que ya te quiero.

¿Cómo es posible enamorarse así?

Tiemblo. Los cuchillos apuntan a mi corazoncito de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario