domingo, 14 de marzo de 2010

Crónica de una noche bizarra. O no.

Entramos en lo que parece ser un edificio público; digamos un EDENOR o algo por el estilo, pero reciclado, remodelado, retocado… seguro re caro. En las calles internas luces y plantas actúan como colchón de ruido. Tranquilidad. Roza el zen.
Adentro. Un espacio amplio por demás, con varios desniveles, una pileta – en medio del LOFT- un ascensor de vidrio, una barra/cocina de acero inoxidable. El broche de oro: bajo una especie de instalación lumínica que pende del cielorraso del piso superior hasta la planta baja se yergue una estatua de la libertad de tres metros de alto.
Aplauso.
La casa es una mezcla de telo con película de dealers, con Uma Thurman clavándose a sí misma un shot de adrenalina en medio del pecho y Jhonny Depp enloqueciendo en Las Vegas.
Y nosotros en medio de las estridencias del dj, buscando Fernet por todos lados, haciendo las amistades necesarias para conseguir lo que queramos ahí adentro, revolviendo botellas vacías, encontrando botellas escondidas, tratando de ubicarnos en ese lugar.
Nos cruzamos con gente nueva y vieja.
Y ebrios. Salimos cuando nos prenden las luces cuál boliche quinceañero. Y agarramos el auto. Y vamos a auto Mac. Y ahora que escribo me doy cuenta que todas mis historias terminan en Mcdonald´s y me estremezco.
Pero mejor no, mejor no termino acá la noche, mejor aprieto RW y vuelvo atrás. Mejor contar cómo fui cortadora de entradas de un teatro en calle Corrientes y pidieron el libro de quejas. Y yo que miraba al señor que hacía la cola e indignada le decía
-¿De verdad crees que te estoy tratando mal?
Y pienso en toda la gente que me dice que a veces tengo mal modo, pero lo contrasto con la señora que recién me dijo amablemente que qué lindo collar. Fuck it. Si me das 5 minutos juro que puedo tratarte tan mal que quedás llorando, pero así no. Yo no te traté mal. Por el pasillo central lo van a acomodar, gracias, desea agrandar su combo por cincuenta centavos más? – y el flash de mi sonrisa plateada- . Lo dejo en manos de las acomodadoras que recaudan más plata que el productor mismo. Que dan ganas de ni siquiera ir al colegio y acomodar gente para siempre.
Y el tap.
Escenarios.
Todos son escenarios.
Nos terminamos los combos en un santiamén. No me doy cuenta de nada y me duermo en los brazos de mi amor ebrio.
Hoy no sirvo para nada. Duermo todo el día tirada en el pasto. Para que la naturaleza me cure lo que yo puedo volver a arruinar tan fácilmente. Respiro y como. Con esto ya es suficiente.
Las bondades de ser veinteañera…no me puedo quejar.

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